Wednesday, January 30, 2008

Lectura académica: ¿Obligación o placer?

Antes de empezar con la lectura de El Proceso de Franz Kafka, leí una entrevista a la antropóloga francesa Michele Petit, en ella Petit afirma como muchas veces las personas pierden el placer por la lectura con la imposición de los textos obligados que se dan durante la etapa del colegio. A mi afortunadamente esto no me afecto, y con esto no quiere decir que haya disfrutado plenamente la lectura de todos los libros, puedo decir que leer El Quijote de Cervantes durante seis meses seguidos no fue una de las etapas en las que más disfrute leyendo. La lectura se supone, debe ser un placer, y también un acto que representa la libertad que tiene el individuo de escoger lo que le gusta y lo que no. Esto también se relaciona con la figura del cánon clásico en la literatura, según el cual la mayoría de docentes trazan una lista y una serie de libros que “deben” ser leídos antes de asumir la libertad de escoger el tipo de literatura que me gusta.

A Kafka ya lo había leído en el colegio. Creo que ningún estudiante puede decir que se gradúo del colegio sin que La Metamorfosis haya hecho parte de su clase de español. Es uno de los libros obligados y que al final resultan divertidos, recuerdo que disfrute imaginándome a Gregorio Samsa en su cama, con la angustia de llegar tarde al trabajo al haberse despertado convertido en un incomodo insecto. Siempre tome el libro como una representación onírica de algún pensamiento del autor, después caí en cuenta que la narración desesperada de Samsa nada tenía que ver con sus sueños, y que lo que tenía en mis manos era una representación de los textos de ficción.

Así que ya venia con una idea de la escritura de Kafka, simple y llevadera, da las ideas tal como son sin ponerle muchos adornos a las palabras. Y también siempre cargado de diálogos. La lectura de El Proceso es ágil, los personajes se presentan de una forma cotidiana lo que me hace pensar que me estoy enfrentando con un texto de no-ficción, con una novela. Pero a medida que transcurre el relato van a apareciendo factores que evidencian el surrealismo de la historia y los elementos no cotidianos. Yo hasta ahora lo veo como una critica, he leído cinco capítulos seguidos y con toda la introducción del caso y lo absurdo del arresto de K, siento que todo puede desembocar en una critica abierta al sistema judicial. Por lo menos ocurre en Colombia, no se trata de recintos cerrados, sofocados de calor en los que los acusados sienten una claustrofobia impenetrable mas bien una visión de la desorganización del sistema judicial en los que muchas veces los casos pueden parecer un relato de ficción similar al que narra Kafka en esta historia.